La Diabetes es una enfermedad que cada vez se escucha con mayor frecuencia, siendo uno de los motivos el incremento de su prevalencia. A nivel mundial, se estima que 1 de cada 11 adultos tiene Diabetes. Con respecto a Argentina, estas cifras no son más alentadoras, la última Encuesta de Factores de Riesgo (2018) señaló que el 12.7% de los argentinos padecen esta enfermedad; un 2.9% más que en el año 2013.
La Diabetes se relaciona principalmente con niveles elevados de azúcar en sangre, la misma se diagnóstica cuando una persona presenta en ayunas valores mayores a 125 mg/dl. Actualmente existen diferentes tipos de Diabetes, sin embargo, a nivel mundial y en Argentina, el incremento en las cifras corresponde a personas que tienen Diabetes tipo 2. Esta se presenta en el 90% de las personas que padecen la enfermedad y es frecuente en adultos con exceso de peso y otros factores de riego como enfermedad cardiovascular, hipertensión, colesterol aumentado y circunferencia de cintura incrementada. Estos factores de riesgo se asocian fuertemente con los estilos de vida y ritmos acelerados cotidianos que no incentivan a la reflexión y a pensar cómo nos estamos alimentando, ni a dedicarle el tiempo necesario a la actividad física.
¿Qué consecuencias tiene la Diabetes?
Normalmente, todos tenemos en la sangre una determinada cantidad de azúcar (glucemia) que se encarga de ir alimentando a todas las partes del cuerpo. Pero, cuando estas cantidades se encuentran aumentadas, se genera daño principalmente en los vasos sanguíneos y los nervios. A largo plazo, esto se traduce en problemas renales, de la visión y retraso en la cicatrización que puede llevar a úlceras de difícil manejo.
Un último aspecto a destacar es que la diabetes es una enfermedad crónica, es decir que una vez que se diagnostica no se cura; sin embargo, existen tratamientos que permiten controlarla.
Estos constan de 4 pilares que suelen asociarse con las patas de una mesa, ya que todos son importantes y necesarios:
1) Realizar controles con un médico especialista que evalúe si es necesario algún tipo de medicación y pueda realizar un seguimiento.
2) Asesorarse con un Nutricionista que acompañe mediante un plan de alimentación equilibrado, saludable y acorde al tratamiento médico que se está realizado.
3) Realizar controles de glucemia.
4) Realizar actividad física frecuente y acorde a cada persona. Esta contribuye a mejorar los niveles de azúcar en sangre y a controlar el peso.
Licenciado en Nutrición recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Le decis que comes y te dice quien sos. #QueComoHoy #MarketingDeLaObesidad