Por fin llegó el verano, esa época tan esperada para disfrutar del tiempo libre, del sol, del mar. Pero...
Hay que estar atento porque nuestras rutinas cambian y es más frecuente saltarse comidas, llevar un horario desordenado, picotear y sobre todo, comer en exceso. Estos cambios en la rutina diaria favorecen una alimentación descontrolada y descuidada.
Además el organismo en verano consume muchas menos calorías. La alimentación debe cambiar y adaptarse pero sin perder los hábitos sanos. Siempre podemos utilizar estrategias para poder seguir una rutina que favorezca una dieta sana, ordenada y completa:
Lo que debemos tener en cuenta es que, debido al calor, tenemos mayores posibilidades de deshidratarnos. Por ello es recomendable beber una mayor cantidad de líquido, y priorizar el consumo de alimentos frescos, en particular verduras y frutas, ya que son ricas en agua, vitaminas y minerales, y sirven para rehidratarse.
Pero ojo, los alimentos como cereales, lácteos, carnes y aceites no deben eliminarse de la dieta. Cada uno de ellos aporta un componente importante para una buena nutrición, ya sea calcio, hierro, o proteínas, y no se deben descartar.
Todos los alimentos frescos deben conservarse en la heladera, en recipientes tapados. Lo que ya está cocido, guardarlo en los estantes superiores y lo crudo en los inferiores.
Importante: no se debe guardar ningún tipo de alimentofresco en el horno o a temperatura ambiente. Los alimentos que hayan perdido la cadena de frío pueden provocar gastroenteritis, lo cual es peligroso particularmente en niños y ancianos.
Para recalentar comida, lo ideal es hacerlo sólo con la porción que vaya a comer, ya que no se deben calentar más de una vez las preparaciones. Si lo que se recalentó no fue utilizado, es preferible desecharlo.
Es recomendable evitar las grasas y los fritos en exceso, y en lo posible elegir carnes y quesos magros, combinados con todo tipo de vegetales frescos.
En estos meses de más calor no es recomendable consumir alimentos de difícil digestión. Lo ideal es comer cereales, verduras y frutas, cocinados con poca grasa para evitar las digestiones lentas.
Evitar las bebidas alcohólicas y azucaradas que contienen muchas calorías. El té frío, los jugos sin azúcar y las limonadas caseras son más aconsejables.
No es necesario aumentar el consumo de sal “para evitar bajas de presión”.
- Llevar la comida en una conservadora, y estar seguros de que mantiene la temperatura. Es desaconsejable que los alimentos pierdan el frío.
- En caso de querer comer sándwich, variar el contenido, no deben estar siempre hechos con fiambre, se puede intercalar pollo, carne fría, huevo, lechuga, tomate, entre otros. También es aconsejable reducir la cantidad de pan, utilizando rodajas finas.
- Llevar yogures, frutas, o armar recipientes herméticos con ensaladas individuales.
- Llevar siempre una botella de agua.
Vamos a prestarle atención a algunas pistas que el propio organismo nos da: si tenemos la piel tersa y suave, sin zonas resecas; si no sentimos ataques de sed descontrolados y si al tomar líquido conseguimos saciarla, tenemos una buena hidratación.
De todas maneras, hay que estar atentos también a otros síntomas como resequedad en la boca, dolor de cabeza, mareos, orina de color amarillo fuerte y poca cantidad, calambres y debilidad entre otros, porque son signos de deshidratación.
Bibliografía
http://www.cisan.org.ar/articulo_ampliado.php?id=220&hash=2247e2c161e1b7d18bae154e800d8dd0
Licenciado en Nutrición recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Le decis que comes y te dice quien sos. #QueComoHoy #MarketingDeLaObesidad