El hombre es omnívoro por naturaleza. Su dieta debería incluir una gran variedad de alimentos como carnes, lácteos, frutas, verduras, granos, harinas, aceites y grasas. Pero durante el último siglo los cambios socioeconómicos globales han determinado nuevos hábitos alimentarios, con mayor consumo de carnes, grasas y harinas, dejando de lado a los vegetales frescos.
Sin embargo éstos son indispensables ya que aportan nutrientes que NO se encuentran en otros alimentos, o se presentan en menor cantidad o calidad. Su consumo es un factor esencial de protección contra enfermedades crónicas, cuya incidencia ha aumentado en los últimos tiempos, en coincidencia con el cambio de hábitos alimenticios a nivel mundial.
Se calcula que cada año podrían salvarse 1,7 millones de vidas si se aumentara lo suficiente el consumo de frutas y verduras. (OMS/OPS – 19 de julio de 2011)
Un informe de la OMS y la FAO publicado recientemente recomienda como objetivo la ingesta de un mínimo de 400 g diarios de frutas y verduras (excluidas las papas, arroz, trigo, maíz) para prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad, así como para prevenir varias carencias de micronutrientes, sobre todo en los países menos desarrollados.
Para hacerlo más práctico, recomendamos el consumo diario de 5 porciones de frutas y verduras variadas, ya que esta cantidad asegura la ingestión de las cantidades diarias de fibra, vitaminas y minerales que necesitamos incorporar.
- 1 fruta mediana
- ¾ taza de jugo natural de frutas o verduras
- ½ taza de frutas o verduras cocinadas o en lata
- 1 taza de verduras de hoja crudas
- ¼ taza de frutas deshidratadas
Para aprovechar mejor el valor nutritivo de frutas y verduras podemos:
- Adaptar la compra al volumen de consumo familiar, para evitar almacenarlas largos tiempos, ya que se produce pérdida de nutrientes.
- Aprovechar las cáscaras y hojas exteriores en la medida de lo posible.
- Pelar y cortar justo antes de consumirlas. Lavar enteras y luego cortar.
- Evitar la exposición a la luz, calor excesivo y remojos prolongados.
- Preferir el consumo de la fruta o verdura entera, en lugar de su jugo.
- Preferir en consumo de frutas y verduras crudas.
- Optar por medios de cocción como vapor o microondas. Si es hervido, utilizar la menor cantidad de agua posible, comenzando la cocción con agua hirviendo y no fría.
- Cocinar las hortalizas “al dente” y luego enfriarlas, para evitar la cocción excesiva. Es mejor con cáscara y enteras, o en trozos grandes.
- Aprovechar el agua de los vegetales cocidos para sopas, purés o salsas.
- Consumir las frutas y verduras lo más frescas posibles, es decir las de estación.
La naturaleza nos provee de frutas y verduras en la estación y el clima que nos encontremos. Cada estación nos regala sus frutas y verduras cargadas con los nutrientes que necesita nuestro organismo.
Hoy en día la conservación de alimentos no es un problema, contamos con variedad de productos durante todo el año, pero en definitiva dejamos de consumirlos frescos y con el valor nutritivo que ello aporta.
Las frutas y verduras de cada estación tienen sus características propias: han madurado siguiendo los ritmos de su estación y por eso tienen mucho más sabor, vitaminas y minerales que cualquier fruta cultivada de forma intensiva o traída de otros países. Cosechadas en su momento y en fresco es cuando las plantas nos ofrecen todas sus propiedades, y es cuando más beneficios tienen para la salud.
Al igual que conservan sus beneficios nutricionales, también mantienen sus cualidades organolépticas: su textura, apariencia y sabor mucho más intenso.
Otra razón para consumirlas es que los alimentos de estación suelen ser los más económicos. Al respetar su ciclo de reproducción, estos productos aumentan su disponibilidad en el mercado. Por ende, aumenta la oferta y disminuye el precio.
Nos encontramos en un mundo globalizado en el que podemos comprar prácticamente cualquier alimento en cualquier momento del año. Podemos encontrar tomates en el supermercado en pleno invierno, debido a que son conservados en cámaras, o bananas importadas de Ecuador, Brasil o Bolivia o Paltas importadas de chile y México. Aún así es útil descubrir cuáles son los de temporada para poder aprovechar sus cualidades al máximo.
Hay que tener en cuenta que el listado puede variar, de acuerdo a las condiciones climáticas de las temporadas.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS:
Licenciado en Nutrición recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Le decis que comes y te dice quien sos. #QueComoHoy #MarketingDeLaObesidad