Diego Sívori
04 de Noviembre de 2015

Cuanto más chicos, mejor.

La prevención es, sin lugar a dudas, la mejor apuesta al futuro de los chicos. twitealo

En los tiempo que corren, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes en niños constituyen un importante problema de salud pública, cuyas cifras aumentan en número de casos y disminuyen en edad de prevalencia. Es sabido que muchos niños que sufren de sobrepeso, lo mantienen en la edad adulta, lo que podría llevar al desarrollo de patologías como: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, asma, trastornos del sueño.
Además, tenemos que estar atentos a los trastornos de comportamiento alimentario, donde se persigue cierto ideal estético, así como al aumento progresivo de las intolerancias o alergias, lo que muchas veces afecta el plano psicológico.

La prevención es, sin lugar a dudas, la mejor apuesta al futuro de los chicos.

Es por esto que el rol de los padres es crucial: son ellos los que marcan los estilos de vida a seguir Pero no es tarea fácil, hay chicos que no comen, otros que comen demasiado, algunos que huyen cuando ven verduras en el plato. ¿Qué padre no se ha preocupado por la comida alguna vez?

Como adultos, tenemos la responsabilidad de que los chicos vean prácticas saludables y explicarles por qué son necesarias. Pero muchas veces nos preguntamos si ellos podrán entenderlo y en qué momento es mejor incorporarlas. Ante este interrogante es muy importante saber que los hábitos alimentarios se asimilan e integran a la personalidad durante los primeros años, consolidándose hasta perdurar incluso en la edad adulta.

Para entender un poco mejor, vamos a ver el siguiente concepto:

Un hábito es un mecanismo estable que crea destrezas o habilidades, es flexible y puede ser utilizado en varias situaciones de la vida diaria.
El proceso de formación de hábitos saludables en niños y niñas, se basa en la construcción de rutinas en las cuales es importante que los adultos tengan en cuenta los siguientes aspectos:

Definir cuáles son lo hábitos que queremos enseñar: cómo, cuándo y dónde practicarlos.
Estructurar los pasos o secuencias a seguir para implementarlos, y practicarlos a diario.
Explicar la importancia y las ventajas de su práctica constante por parte de los niños y toda la familia.

Los hábitos conforman las costumbres, actitudes y formas de comportamientos que asumen las personas ante situaciones concretas de la vida diaria, las que llevan a formar pautas de conducta y aprendizajes que se mantienen en el tiempo y repercuten favorable o desfavorablemente en el estado de salud, nutrición y bienestar. Lo que los padres comen a diario conformará parte de las preferencias o hábitos que los niños aprenderán gradualmente por imitación.

Además, la consolidación de estilos de vida saludables contribuye a:

Prevenir desde las primeras etapas de la vida la aparición de trastornos y enfermedades vinculadas con la alimentación, que se pueden manifestar a corto plazo, en la edad escolar, adolescencia y adultez.

Formar rutinas que favorezcan una relación alimentaria sana y estimulen actitudes positivas de los niños, hacia una alimentación saludable.

Aprender pautas de conducta y actitudes que contribuyan a estimular la protección y cuidado responsable de su salud integral.

Hay que tener en cuenta que siempre es más fácil consolidar los hábitos saludables de manera temprana, antes de que los chicos adquieran comportamientos negativos, porque cambiar los conocimientos, actitudes y patrones de comportamiento inadecuados toma mucho más tiempo y exige también una estrategia y orden, para lograr resultados positivos. Para esto, necesitamos poner en práctica acciones concretas y dirigidas. Pero, ¿cómo lograrlo sin abandonar a medio camino? Es importante que los chicos vivencien experiencias que les permitan avanzar en la consolidación de hábitos saludables.

A continuación los tips para conseguirlo:

-Motivarlos y explicarles en su lenguaje los pasos a seguir para practicar los hábitos, haciendo énfasis en los beneficios que éstos le aportan a su salud y bienestar general.

-Sensibilizar a los chicos en cuanto a la importancia de tomar decisiones oportunas en relación al cuidado responsable de su salud y los efectos que éstas pueden producir.

-Intercambiar opiniones, escuchar preguntas, y realizar sugerencias, ya que los chicos pueden actuar como comunicadores.

-Mostrar de manera práctica las indicaciones de los pasos a seguir durante la rutina diaria.. Los chicos comprenden mejor mirando el “cómo hacer” que simplemente escuchando.

-Responder en forma afectuosa y positiva a las necesidades que expresen.

-Tomar el tiempo suficiente para las comidas y a su vez, darles muestras de afecto, conversar con ellos, cantarles una canción, haciendo de las comidas momentos amenos para compartir.

-Es importante que los chicos coman en una mesa a la altura adecuada, mantengan sus pies apoyados en el piso sin que se balanceen, de manera que puedan manipular bien los alimentos y se sientan cómodos y con cierta autonomía.

MOMENTOS CLAVE

Es muy importante identificar los diferentes momentos de la comida, para poder planificar la experiencia alimentaria de los chicos.

Experiencias sugeridas antes de las comidas:

Informar a los chicos el menú. Si son menores de 3 años, hacerlo utilizando gestos y palabras que denoten el gusto por los alimentos.
Estimularlos para que colaboren en los preparativos y preparaciones, bajo la supervisión de los adultos.
Implementar rutinas de higiene personal como el lavado de manos previo y después de las comidas, y el cepillado de los dientes.
Evitar largos momentos de espera antes de las comidas, esto produce inquietud y malestar, y se pierde así la oportunidad para disfrutar una experiencia saludable. Sentar a los niños a comer solamente cuando la comida está servida.
El tiempo dedicado a las comidas debe ser entre 20 a 30 minutos, y diferenciando estos momentos de otras rutinas para que los chicos aprendan a darle tiempo y espacio a todas las actividades.

Durante las comidas:

Incentivar los buenos modales a partir del ejemplo.
Dentro de lo posible, intentar que se concentren en la tarea de comer, minimizando otras actividades.
Mantener constancia en los horarios de comidas y el lugar donde comen. Evitar distracciones como la televisión.
Evitar servir antes y durante las comidas caramelos, o cualquier golosina que pueda disminuir el apetito.
Ofrecer los alimentos, no forzarlos a comer.

Es muy importante tener en cuenta que a los chicos les gustan las comidas visualmente atractivas y gustosas y que los hábitos alimentarios se basan sobre un condicionamiento que comienza inadvertidamente con el tipo de alimentos, condimentos y sabores ofrecidos. De esta manera se van acostumbrando a ciertos sabores y aspectos que seguirán prefiriendo sobre otros a los que no fueron acostumbrados.

Cada integrante del núcleo familiar, representa un modelo a seguir. Mediante nuestras acciones marcamos las pautas de acción en el desarrollo oportuno de las rutinas y actividades que contribuyen a formar hábitos saludables.
Por ejemplo, si no consumimos una variedad de alimentos en nuestro hogar, probablemente nuestros hijos no lo hagan, y pueden ser necesarios para su crecimiento o desarrollo.

Así es como sin saberlo, tenemos en nuestra manos, la oportunidad de brindar una gran variedad de experiencias para enriquecer el aprendizaje de nuestros hijos.

Bibliografía:
“Cómo hablar de alimentación y salud a los niños” Javier Aranceta - Ed.Nerea
“Formación de hábitos alimentarios y de estilos de vida saludables” - Ministerio de Educación y Deportes, Ministerio de Salud y Desarrollo Social, Instituto Nacional de Nutrición - www.unicef.org/venezuelahttp://www.unicef.org/venezuela/spanish/educinic9.pdf

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Diego Sivori

Diego Sivori

Licenciado en Nutrición recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Le decis que comes y te dice quien sos. #QueComoHoy #MarketingDeLaObesidad

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